dogs.jpg La cabaña del anciano. car.jpg

 

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e.jpgl anciano sonrió muy alegremente. "¡Vaya al fin has llegado!" dijo extendiendo su brazo. El saltamontes se posó sobre su mano, como lo haría una paloma. Luego voló en dirección de los niños y regresó donde el anciano.

"A ver, mi amigo ¿qué hay allí?" dijo el anciano encendiendo una lámpara que colgaba de uno de los horcones del corredor.

"Vamos no veo nada allá afuera, creo que necesitaré algo de ayuda" decía el anciano mientras oteaba el camino y dirigía la luz de la lámpara hacia aquella oscuridad.

El Saltamontes entró y al momento salieron un perro grande de colores blanco y cafe junto a un gato, de iguales colores . El gato saltó sobre el lomo del perro y luego sobre la baranda del corredor.

Al momento el gato bajó levantando la cola, se acercó al perro y parecía estarle comunicando algo, porque el perro alzó aún más la orejas y empezó a mover la cola luego, lanzó un par de ladridos y salió corriendo hacia donde estaban los niños escondidos.

Los niños se asustaron mucho al ver aquel perro tan grande, con unos grandes dientes que de querer les podría comer una mano de un solo bocado. Pero lo que más les asustaba era los ojos del gato. Tan brillantes, que parecían lanzaban llamas desde el lugar en que se encontraba.

"¡Ja, ja, ja,!" reía el anciano de buena gana." Has traído invitados a casa. ¡Oye! eso ha sido una buena sorpresa"

Mientras tanto Los dos niños estaban entre sorprendidos y asustados con aquel perro que les olfateaba y corría en círculos mientras los miraba y ladraba. ¿Cuáles eran las intenciones del perro? Ellos no lo sabían. Jamás habían tenido una mascota en su casa, situación que les limitaba mucho para entender el lenguaje canino. De lo contrario habrían comprendido, que el perro les daba la bienvenida y les estaba invitando a entrar en la cabaña. ¡Ah! de haber sabido ellos eso, cómo hubiera cambiado todo. No se hubiesen presentado estos malentendidos.

"Creo que ese es un brujo disfrazado de anciano" le dijo Jorge a Miguel, casi en susurro.

La primera idea que se le ocurrió a Miguel fue salir corriendo y alejarse de ese lugar, lo más pronto posible. Así se lo hizo saber a su amigo por señas.

Estaban ambos recogiendo sus cosas, a toda prisa, para salir corriendo, que ni se percataron de que el anciano ya estaba frente a ellos.

"¡Vengan,!" les dijo el anciano, muy amablemente, pero los chicos, a pesar de eso, pegaron tal salto que ambos se cayeron sentados del susto.

Nunca se imaginaron que ese anciano llegase donde ellos estaban. Pero al momento se les pasó el susto. Aquel anciano tenía unos ojos muy alegres, y cálidos, cuyo brillo daba la sensación de las aguas claras y tranquilas de un lago, lo cual hacía que uno se sientiese en confianza, cosa poco usual en la mayoría de la gente adulta.

El anciano les ayudó a incorporase mientras los cubría con unas toallas.

"Vengan muchachos que se van a resfriar si continúan aquí afuera.", les decía el anciano mientras los conducía a la cabaña "¿Qué les parece un chocolate caliente con unas galletas y tostadas con mermelada de fresa.?"

¡Paf! las palabras mágicas. Ambos niños miraron al anciano con una gran sonrisa. Sólo imaginarse el chocolate caliente y las galletas les dió más hambre. Jamás habían pasado tanto tiempo caminando y con tanta hambre y frío como aquel día. El estómago les rugía como un león y las piernas les dolía y las sentían como de piedra del cansancio. Ya ni les asustaba el perro, más bien lo empezaban a ver muy amigable y los ojos del gato no les recordaba más los monstruos de las películas.

Pero lo que menos sospechaban es que al entrar a la cabaña sus vidas cambiarían para siempre. ¿Qué sorpresas les esperaba? Es algo que iremos descubriendo en la medida que avancemos en la historia.

Por ahora, Miguel y Jorge se encontraban en el espacioso, tibio y confortable corredor de la cabaña, quitándose los zapatos y las medias para sacarles el agua, y poderse calentar los pies.

"¡Por todas las nubes!", exclamó el anciano, "¡Que se trajeron todos los mares en los zapatos! No sería extraño que también trajeran una ballena en cada zapato". Ambos niños rieron de buena gana a pesar de estar tan cansados. El anciano había dicho aquello tan serio y poniendo una cara tal de asombro, que daba la impresión de estar preparándose para recibir tan enormes invitados.

Y allí se encontraban los habitantes de la cabaña, me refiero al gato, el perro y el saltamontes. Todos con su atención puesta en los invitados especiales.

"Creo que debemos presentarnos" empezó diciendo el anciano, " Yo soy Samuel, él" dijo dirigiéndose al perro" se llama Nube ". Nube se acercó a los chicos y extendió su pata hacia ellos. Ambos comprendieron que debían responderle dándole la mano, porque eso lo habían aprendido muy bien. Hay que dar la mano cuando alguien te la ofrece. Aunque la verdad les pareciese algo estraño por tratarse de un perro.

"Yo me llamo Jorge"

" Y yo Miguel". Se presentaron ambos, para corresponder a la cortesía recibida.

Y qué algarabía se soltó entre todos los animales. Pero al momento hicieron silencio.

"Ella" prosiguió Samuel señalando al gato, una vez que todos callaron, "Se llama Nieve" Nieve se acercó pasó entre ambos chicos mientras ronroneaba, y acariciaba su cabeza entre las manos de los niños. Ellos sintieron aquel pelo tan suave y tibio. La verdad daba gran placer sentir entre los dedos ese pelo tan sedoso y fino.

Lo que más les maravillaba era ver lo bien que todos estos animales comprendían lo que se estaba hablando.

"Y este amiguito" dijo mientras tomaba el saltamontes, "Se llama Verano" y es un grillo que canta muy bien, en especial si hace dúo con Sinfonía, la canario que se encuentra allí dentro acurrucando a sus pequeños."Ambos chicos se estremecieron notablemente cuando vieron a Verano. Lo que no pasó desapercibido para el viejo Samuel, pero como si nada hubiese pasado Continúo diciendo:

"Vaya qué orgulloso está Verano", en haberles conocido, " dice que son los mejores chicos que ha encontrado"

Y claro que Verano estaba muy contento, ellos eran los primeros niños que le habían seguido hasta la cabaña.

Durante varios días, Verano se acercó a todos los niños que se encontró en las diferentes ciudades, para jugar, pero ellos estaban tan absortos en sus cosas que ni siquiera le notaban. Luego regresaba por las tardes, y le narraba a Samuel sobre todo lo acontecido. Samuel era de la convicción de que debía buscar bien y así encontraría esos amigos tan especiales que tanto anhelaba. Verano enpezó uno de sus conciertos favoritos

"Cri, cri, cri" bastante melodioso, en honor de los invitados.

Y por supuesto que ambos se pusieron un poco rojos de la vergüenza, porque recordaron sus inteciones, anteriormente, y sabían que no se habían comportado adecuadamente con Verano, en especial Miguel. Además que no podía dejar de sentir cierto temor por el aspecto de Verano. Pero eso les pasó al momento, nadie es culpable por no saber cosas,tampoco había razón de sentirse así, Verano, viendolo bien era muy simpático. Y viendo las cosas de otra manera, esto tenía su lado bueno. De lo contrario nunca hubieran llegado a este lugar. Bueno, Ya eso era cosa del pasado, lo importante era que ambos se prometieron para sí, no volver a hacerle daño a ninguna otra creatura viviente. Y la verdad estaban determinados a hacerlo.

El problema, es que, con todo y lo determinados que estaban, el miedo no es muy fácil de vencer. Para eso se requiere, además de determinación, conocimiento. Y el conocimiento se adquiere por medio de la observación, pero además de mucho valor y algo más que luego descubriremos.

Afortunadamente, para nuestros dos amigos, no fue muy difícil dar varios pasos a la vez, con respecto a Verano. Ambos lo sostienen entre sus manos para observarle más detenidamente. La verdad no era tan feo como lo suponían. Diferente, sí, pero no feo, fue la conclución a que llegaron. Y pronto jugaban y reían con él como si nunca hubiesen tenido miedo de él.

En eso llega una paloma mensajera con un pequeño salveque en su espalda. " El se llama Álamo y es un cartero muy eficiente."Les explicó Samuel a ambos, y luego volviéndose hacia el recién llegado, que se había instalado en posición de espera "A ver mi amigo qué mensaje tan importante tráes como para venir bajo esta tormenta", dijo Samuel mientras desenvolvía un rollito de papel y daba unas semillas a Álamo, como recompenza por su eficiente y arduo trabajo.

La verdad el mensaje contenía el pronóstico del tiempo enviado por Tito el Marmotito, el pronosticador del tiempo que nunca ha fallado. El mensaje venía escrito en un idioma que se llama "Esperanto" Lo que significa "el que espera, el que tiene esperanza". Dentro de poco tiempo, tanto Jorge como Miguel, aprenderán a comunicarse en este idioma, porque es muy fácil de aprender. Pero eso será luego. Aunque si tú quieres saber algo sobre este fabuloso idioma, puedes ir a a esta dirección

" ¡Aja! nos avisan que la lluvia continuará con más intensidad. Mejor será que nos preparemos,", dijo Samuel, y de pronto dirigiéndose a los niños, "Pero,vamos, que aquí no es un buen lugar para atender a invitados tan especiales. Entren y pónganse cómodos mientras preparo el chocolate."

Los niños entraron y se llenaron de gran maravilla al ver la cabaña. Era algo que nunca antes habían visto. Algo así como haber entrado a otra época, en otro mundo. Les pareció de pronto haber entrado a la cabaña de un libro de cuentos, con sus paredes suaves y calientes, muy diferentes a las paredes de cemento que son frías. La cabaña al no parecer tan grande, era muy acogedora. Especialmente con la chimenea tan bonita, que estaba encendida y de la cual surgía un calor bastante agradable. Habían plantas y flores de muchos colores y de las cuales emanaban olores tan dulces y frescos que ambos niños no resistieron la tentación de posar sus narices en ellas para aspirar el invitador aroma de cada una.

Un avión de madera, colgaba del techo, un tren también de madera se encontraba en el centro de la sala, en donde uno podía subirse de querer hacerlo. Las diferentes tonalidades en el color natural de la madera parecía como si toda hubiese sido pintada a propósito, por artistas bastante traviesos, los cuales, ocultaron sus dibujos como una forma de jugar, para que aquel que quiera descubrir, su obra de arte, lo haga mediante la propia imaginación, y de esta manera pueda disfrutar de los dibujos sobre personajes fantásticos, paisajes y lugares muy diferentes, a los que sólo con la fantasía se puede llegar.

El perro y el gato jugaban cerca de la chimenea. Era muy divertido verlos jugar tan animadamente, los niños comentaban y reían de buena gana, la pericias y bromas que se hacían Nube y Nieve, los cuales tomaban los calcetines al igual que los zapatos y corrían con ellos por todos lados, luego los dejaron cerca de la chimenea para que se secaran.

"¡Mira! un barco en una botella" Exclamó sorprendido Jorge, a la vez que señalaba con su mano hacia lamesa donde se escuentra el objeto.

"¡Cierto!, yo pensé que existían únicamente en los cuentos" Contestó Miguel mientras reprimía un impulso por tomar aquella maravilla entre sus manos.

El anciano mientras tanto regresó con una bandeja de madera en donde humeaban dos deliciosas tazas con chocolate, galletas, queso, pan, y mermelada y unas galletas muy deliciosas de coco.

Ambos niños devoraban todo. Aquel chocolate tan espeso y espumoso, las galletas cuyo sabor superaba cualquier pastel que ellos hubiesen probado antes. El pan tostado y suave, con un queso tan delicioso. Ni qué se diga de la mermelada, tenía fresas verdaderas que se podían morder y sentir todo su sabor.

El anciano se sirvió una taza con té, mientras esperaba a que sus comensales terminasen de degustar los bocadillos, para lo cual no hizo falta esperar mucho.

La verdad por sus expresiones, ni falta hacía preguntarles si los bocadillos eran de su agrado.

"Les gustaría alguna otra cosa?,"les preguntó el anciano una vez los niños terminaron de comer.

"No, gracias dijo Miguel" Que ya no aguantaba a comer algo más, mientras se limpiaba el chocolate que le quedaba alrededor de los labios con el reverso de la mano "Pero todo estaba bastante bueno" se apresuró a aclarar.

Jorge ni pudo contestar porque todavía tenía la boca llena con el último bocado de tostada con queso. Sólo pudo mover la cabeza en forma negativa.

" Pues me alegra que les haya gustado, y bueno me gustaría saber, ¿Viven por acá cerca?"

"Sí" dijo Jorge.

"No" dijo Miguel. Ambos niños de pronto se percataron de que no sabían el camino de regreso a sus casas.

"¡Ajá,! ya veo, están perdidos"dijo el anciano mientras se tomaba la barba, "Pero no se preocupen por ello, yo tengo unos mapas aquí y si me dicen en qué ciudad viven, podremos enviar un mensaje a sus padres, con Álamo, para que sepan donde estan y puedan venir por ustedes, en cuanto les sea posible. ¿Que les parece?"

"Y cómo puede Álamo llegar a nuestras casas si no sabe donde vivimos?" preguntaron ambos chicos, al unísono bastante sorprendidos.

"Ajá, están sorprendidos" decía Samuel mientras reía de muy buena gana. "Ya les explicaré, mientras tanto escriban aquí el mensaje." Y así lo hicieron ambos. Con su mejor letra, contaban de lo acontecido y lo contentos que estaban luego, escribieron la dirección que Samuel les facilitó y doblaron el papel en rollitos para colocarlos amarrados con cintas dentro del bolso de Àlamo.

¿Tienes idea de como Álamo llegará a las casas de Miguel y Jorge?

Veremos en la próxima página, cómo Álamo logra dejar los mensajes en las casas de Miguel y Jorge, además de las nuevas aventuras que pasarán nuestros personajes.

 

©Todos los derechos de autor de "La Increíble Historia del Bosque Marmotense" incluyendo el diseño de página, pertenecen a Patricio Aguilar Madrigal info@latinoamericasinfronteras.org. Suecia 2004-2005.

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