El Amor
es un sentimiento
espiritual
no es sexo egoísta y egocéntrico,
es algo más que eso.
Es intenso, sufrido, calmo;
revoltoso,
profundo, revolucionario.
No tiene lazos materiales
se alimenta de sí mismo.
Es poesía,
música, forma,
color, animal, planta.
La parte divina del ser humano;
sublime,
pura, natural.
Aguilar.
Toronto, Ontario, Agosto 1999.
Hasta Pronto
¡Heme aquí!, yo caminante de otras galaxias,
desde aquí
observando la luz de tu ventana.
Adivinando tus pensamientos, movimientos
deseos, emociones.
¿Cómo estas?
No te preocupes;
sólo soy viajero, caminante,
una palabra, un suspiro, un latido del corazón.
Alguien que llegó y se va.
Heme aquí observándote en tu casa
como en mi casa.
Un desconocido pasa y conversa algo;
la nieve cae y cubre la calle,
y yo estoy aquí: observando la luz de tu ventana.
No, no te preocupes, sólo pensaba, recordaba.
Recuerdo el abrigo de tu chimenea.
Pero soy viajero, caminante que emprende el rumbo.
Un rumbo sin rumbo, porque no hay caminos.
Sólo pensaba, emprendiendo el camino.
Vuelvo la vista al frente y miro tu ventana.
Duerme, que otro viajero tocará a tu puerta.
Siempre los caminates tocarán,
siempre la nieve será fría y la calle oscura.
Los recuerdos son tibios y las palabras son inciertas.
Que el tiempo no tiene principio, fin o límite.
Desde aquí, la física vía que nos divide,
como una vía láctea infranqueable
y el espíritu que nos une con el pensamiento.
Porque la energía es una;
el pensamiento es nuestro,
y el luchar es de todos.
Aguilar
Enero 6, 2000, Toronto, Canadá
Tu Imagen
Te aproximas lentamente,
imperceptible.
Es de noche,
una flor en la mano; una rosa, un lirio
o un clavel;
blanco, rosado, rojo o verde.
Tu sonrisa amplia como el mirar,
tu mirada profunda como la savia.
Llegas a mi puerta,
urgas entre los velos y cortinas del tiempo,
la flor apoyada en tu pecho.
Tus ojos grandes y tristes como niño.
La flor tiembla en tu mano, se estremece,
suspira y desfallece de ansiedad.
Tu rostro sonriente, sorprendido, admirado.
Avanzas acercándote.
La flor se desliza entre tus manos
y llega a la orilla de mi libro.
Abro los ojos, busco la flor
No está.
Pero ha quedado algo de tí, un recuerdo quizá.
Aguilar
Enero 5, 2000, Toronto, Canada |
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Tus ojos
Tus ojos tristes de niño;
profundos, claros, color chocolate.
Tu rostro en donde el tiempo
ha esculpido, esmeradamente,
con cincel de años las experiencias.
Tu alma a través de tus ojos
como el lago profundo, insondable,
cristalino; de reflejos, colores
y formas a veces difusas.
Tu rostro de expresiones
como los meandros del río;
como las impetuosas olas del mar.
Vida donde se reflejan muchas vidas;
vida que no es propia,
es de todos, sin poseerla ninguno.
Ojos tristes de niño,
descoloridos, acusando agonía
con fuego y llama de esperanza.
Ojos negándose a cerrar,
para no perder una nueva tonalidad de color,
una minúscula variedad de la forma,
un pequeño cambio, un paisaje,un lago, una gota de agua.
Ojos que han llorado de alegría,
de amor, de dolor, de pasión.
Que miran sin mirar
el infinito y el más acá.
Aguilar
Septiembre 1999, Ontario, Canada.
El árbol en tu ventana
Veo a través de tu ventana,
el árbol iluminado la esperanza.
Déjalo así;
así deja el fogón encendido;
por la noche,
como un faro de esperanza y calor humano;
la abuela,
para aquél que baja de la montaña.
Un poco de café, un vaso, un jarro,
un guacal ¿una taza?
una tortilla y si hay suerte, frijól.
Veo a través de tu ventana
el árbol iluminado.... la humanidad.
En esta selva, montaña, jungla;
una luz a lo lejos es un hogar,
no una simple casa con cuatro paredes, un techo.
Es el hogar donde vive alguien;
anciana, mujer, hermitaño, un hermano,
un fantasma; pero al final uno igual que yo.
Veo a través de la ventana
el árbol iluminado, tú.
Un recuerdo, una sonrisa, una enseñanza
y todo lo demás; Zeus, Marte, una flor.
Pero al final tú.
Veo a través de la ventana ... el árbol iluminado.
Déjalo así:
así sabré que eres tú y que tú soy yo.
Aguilar
Diciembre 1999, Toronto, Canada.
¿Qué es la Vida?
La vida es
una gota de rocío
al amanecer;
que se desvanece
en el cielo
al mediodía.
Cae en lluvia
al atardecer;
para fundirse
con el mar
al anochecer.
Aguilar
Enero 6, 2000, Toronto, Canada |
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Vida
La vida es
una mariposa de abril,
que revolotea feliz en mi jardín.
Fugazmente miro sus colores brillantes al sol.
La vida es una mariposa en mi jardín ;
ahora está aquí,
más tarde en otro rosal.
Cuantos quisieran atrapar esta mariposa
y aprisionarla con alfileres
para tenerla cerca,
para tenerla siempre.
Yo me conformo simplemente,
en contemplar
como viene y va.
Algún día se irá
y no retornará.
Ese día ya no será abril;
ya no habrá jardín que cuidar.
Aguilar.
Diciembre 1999, Toronto, Canada.
Visita
No quiero perturbar tu noche.
Quiero que tu noche sea: clara, serena,
brillante, mágica;
llena de estrellas.
No quiero perturbar tu noche;
tan solo soy visitante en esta dimensión;
en este nivel.
Estoy aquí en tu esquina,
el viento ondula mi cabello
las luces apagadas.
Sólo soy viajero deteniéndose
por un instante, contemplo
y me decido a entrar en tu puerta.
Tu habitación tibia, mi calle fría.
Aspiro el aroma de tu habitación,
marcado por el compás de tu respiración.
Tu cabeza sobre la almohada,
el pétalo de rosa sobre la mesa,
tu rostro sereno, tus ojos de ninfa.
El compás de tu respiración
y el silencio de mi mundo.
Tan cerca, casi toco tus sueños, tus pensamientos.
Pero los dejo allí, para que sigan siendo tuyos.
Velo tu sueño y continúo caminando mi nivel.
Allá me espero, en la misma esquina,
mientras me pregunto el por qué de la demora;
y me explico - estuve buscando un beso
que se me extravió.
Talvez lo encuentres sobre tu frente...
mañana.
Aguilar
Enero 3, 2000,Toronto, Canada.
Muerte
Amiga fiel,
incansable;
quien se apostó al lado de mi cuna
antes de mi nacimiento.
Compañera inseparable,
silente,
paciente;
con cada latido de mi corazón,
teje un pilar de su poncho.
El mismo
con el que me abrigará
el día
cuando todo esté listo.
El día
en que partamos,
para no regresar.
Aguilar.
Diciembre 1999, Toronto, Canada.
Antitesis del Amor
El amor ciego seduce con canto viril,
después en forma violenta te lanza inmisericorde al abismo;
y devora, porque no aprendió a perdonar.
Muerde la carne y bebe la sangre,
humilla y golpea, neutraliza con la palabra luego...
Te deja siendo y sintiéndote menos
que el paño donde se limpia los pies.
Convierte los lugares románticos
en sitios de tortuoso recuerdo;
cae en el corazón como cuchillos de hielo,
traspasando el alma hasta la muerte.
Deja sabor amargo en los labios
y marcas imborrables en el corazón;
incapacita para volver a amar, volver a empezar;
sin dejar de ser sutil, sin dejar de ser villano.
Cuidado con ese amor ciego, engañoso
al final no sabes en qué se convertirá,
si en luz de aurora o cruel oscuridad.
Recuerda, tendrás que luchar, y aún más
si es el primer y único amor.
Aguilar
20 de enero de 1998, Ontario, Canada |
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