Latinoamérica sin Fronteras
Unas Palabras a Nuestros Sueños. Rolando Lazarte.

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Hace unos 30 años, América Latina ensayaba un camino institucional hacia su independencia en Chile con la Unidad Popular, en Argentina con el Frente Justicialista de Liberación Nacional, en Uruguay con el Frente Amplio. Brasil amargaba la dictadura militar iniciada en 1964. Lo que se anunciaba como camino al socialismo, o alternativa de izquierda, se vino abajo rápidamente en los tres países, por la acción combinada de las oligarquías locales y el imperialismo estadounidense. Los errores de la izquierda y del pueblo en cada uno de los procesos, merecen atención aparte.

 

Estas líneas se dirigen más que todo a nosotros mismos, jóvenes de 18 a 20 años en aquél entonces, hoy con la esperanza puesta en la victoria del Partido dos Trabalhadores en Brasil, y en las experiencias populares de autogestión obrera y reconstrucción social desde abajo en marcha en la Argentina. Más de 1.500 fábricas quebradas están hoy en pleno funcionamiento por la mano de sus obreros y empleados, y el número tiende a crecer en el país del sur. La victoria electoral de Luis Inácio Lula da Silva nos sorprende con un revivir de sentimientos que parecieron para siempre barridos del mapa con el crepúsculo de las dictaduras militares y los regímenes plutocráticos que sucedieron a nuestros sueños.

 

Porque hay que ser capaces de rescatar los propios sueños del escombro que sobre ellos pudo haber caído, y de hecho cayó. Un país sin patrones, sin hambre, sin injusticia. Fraterno. Donde contara el corazón y el trabajo solidario. La alegría y la felicidad. La libertad. El amor. En eso creíamos, en eso vivíamos. Eran tales sentimientos, y un amor sin igual a la aventura y a la música, que nos ponía en marcha por los caminos, hacia lugares donde se anunciaba el alborecer de aquello que anhelábamos. Así nos hacíamos a los caminos mochila al hombro, con la fe de que iríamos a llegar a esos lugares. Y así llegamos a saber que el mundo tenía un tamaño mucho mayor que el que podíamos percibir desde la escuela o la casa.

 

Hoy, 23 de octubre de 2002,  una vieja nueva sensación se abre camino y entre las arrugas que marcan la cara se dibuja una sonrisa de triunfo. Nuestros pueblos resurgen de las ruinas. Se estrechan las manos y dibujan una América Nuestra, afro-indo-latina, portunhola de sambas e zambas, tangos e merengues, rocks e tonadas. Será este domingo un dia de fiesta. La victoria de lo que siempre quisimos: una izquierda plural, diversa, constructiva, que sabe coexistir con lo diverso y se nutre de la convivencia con la oposición. Tan distinta de ciertas izquierdas metrallistas y bombásticas tan similares a las dictaduras fascistas que tan bien conocemos. Ahora sí la historia tendrá que contar con los pobres de América, con los explotados y vilipendiados de América latina que han decidido empezar a escribir ellos mismos para siempre su historia

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